3.8.10

Evasión

Aguanto la respiración y me hundo en el agua. Apesar de que me falta el oxígeno me siento mejor que en el aire. Muevo los brazos y bajo al fondo de la piscina, con sus característicos azulejos pequeños azules. Me vuelvo hacia arriba y contempló la capa de agua que separa mi pequeño mundo azul del exterior. Del bullicioso, estresante, ruidoso y a veces falso mundo real.
Siento un pitido en los oídos al estar tan al fondo. Sin embargo es mejor que enfrentarse al resto del mundo. Las imágenes que se forman sobre mi cabeza son muy abstractas y ondulantes, nunca están quietas. Pero esa fina capa es como un velo que nadie debería traspasar. Y parece que con solo pensarlo a alguien le da por llevarme la contraria. Una mano se introduce en el agua y se agita. Reconozco la mano por la pulsera que lleva puesta. Yo tengo una igual. Incluso desde ahí abajo distingo las cuentas de colores, exceptuando unas pocas blancas. KATHRYN. Mi nombre.
Me impulso con los pies hacia arriba y agarro con fuerza su mano. Él tira de mí como si no pesase nada y en un segundo tengo medio cuerpo fuera del agua. Pongo los pies en la pared de la piscina y haciendo fuerza junto con su ayuda salgo y me siento en el borde con las piernas colgando. Él me imita y me coge la mano en la que tengo la pulsera.
- Vuelve al mundo real. Te necesitamos más aquí arriba. Evadirte no te servirá de nada.
- No me des sermoncitos ahora - le digo cortante mientras miro las pequeñas ondas que produce el viento sobre la superficie de la piscina - ¿Cómo sabías que estaría aquí?
- Me dije: ¿dónde podría encontrar a la loca de mi amiga a las siete de la mañana? Y por eso vine al polideportivo.
- Cómo me conoces.
- Ya son muchos años.
Le miro y él esboza una sonrisa triste. Muchos años. Tantos que ya pienso que me conoce él mejor que yo misma.

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