4.4.11

Descanso

Me quito las gafas y apoyo pesadamente mi cabeza en la esponjosa almohada. Es uno de los mejores momentos del día, sin duda. Después de siete horas en el instituto, todas seguidas dando clase, con un mísero e inútil descanso de media hora, que hay veces que ni existe, el poder relajar la vista, ya machacada al ser forzada durante la mañana, es lo mejor que me puede suceder a eso de las cuatro.
Durante unos minutos dejo de pensar en qué diantres estoy haciendo con mi vida y con todo lo que me rodea, dejo de pensar en las medias de las asignaturas, en cómo hacer para salir el sábado sin perder mucho tiempo, y en qué tendré que hacer a continuación. Por un corto periodo de tiempo, me engancho (de nuevo, ya que son un complemento indispensable) los auriculares y pongo un poco de música, a ser posible suavecita.
Sin embargo, luego hay que volver a levantar cabeza, abandonando la comodidad de mi cama y regresando a la (cansada) realidad.

24.2.11

Ortografía y colirio para los ojos

Querer sacarte los ojos es un sentimiento que últimamente me invade más a menudo. Veo un comentario en el perfil de alguna que otra red social y es como "oh, my God", separando bien las palabras y con ese tonito que todos hemos querido poner alguna vez para indicar sorpresa y estupefacción.
Porque ver un eyos, estreyau, praktika, o lo que más me mata: deges y dige. Si en el momento en el que estuviera leyendo esto tuviera delante al culpable, el reproche sería algo por el estilo de: Pero vamos a ver, chaval, ¿te has comido las letras de tu teclado y te han desaparecido la c, la j o la l?
Es eso o que es estúpido. Y viendo la cantidad de ejemplos que rondan por Internet (arma peligrosa), espero que fuera lo primero. Sino, estamos apañados.

31.1.11

La decisión más difícil, de Jodi Picoult

Bueno, inaguro nueva sección del blog: reseñas. Serán tanto de películas como de libros. En este caso una mezcla de las dos. Y empezamos por... La decisión más difícil, de Jodi Picoult.

RESUMEN:

Anna Fitzgerald no está enferma, aunque pudiera parecerlo. Con trece años ha pasado por incontables operaciones, pruebas y transfusiones para que su hermana mayor, Kate, sobreviva a la leucemia que le diagnosticaron a los dos años. A Anna la seleccionaron genéticamente para ser la perfecta donante para Kate y ésta ha sido su vida desde que nació. Como la mayoría de los adolescentes, Anna está comenzando a plantearse quien es realmente. Pero a diferencia de los demás, a ella siempre le han definido en función de Kate. Y aunque la benjamín de los Fitgerald nunca se ha enfrentado al papel que la ha tocado representar en la vida, ahora ha tomado una decisión que, para la mayoría, no sería ni siquiera asumible, una decisión que desgarrará a su familia y que puede tener consecuencias fatales para su hermana, una hermana a la que quiere.

RESEÑA:

Esta historia es conocida por la mayoría de la gente, y aun más en España, como la película de “La decisión de Anne” (película protagonizada por Abigail Breslin y Cameron Díaz), y no como el libro en el que esta se basa. El libro, titulado La decisión más difícil o Por la vida de mi hermana, dependiendo de donde se compre, presenta una historia más profunda, compleja y muy diferente a la vista en la película.

Desde el principio es triste, melancólico y a la mayoría de la gente le vienen las lágrimas casi al empezar. No mejora según avanza el estado anímico de los personajes, hasta llegar a un final que estoy segura que nadie, absolutamente nadie, se espera. Y repito que no es para nada similar a la película.

Uno de los aspectos que más me gusto de la novela fue los diferentes puntos de vista que daba. Un capítulo lo cuenta cada personaje, con sus pensamientos, sentimientos y así como algunos flashbacks. Todos menos Kate, la hermana de Anne, la cual solo te cuenta la historia al final.

Aunque algunas veces se hacía algo pesado mientras explicaba qué o cómo le iban a hacer a Kate algún tratamiento, el resto del libro era entretenido, y a medida que avanza el libro se vuelve más emocionante y te deja con ganas de saber qué pasa. Tantos misterios que solo son revelados cuando uno llega a la etapa final de la novela.

Lo mejor: los puntos de vista, que no sea predecible, y, en mi opinión, el personaje del abogado, Campbell, que le da un aspecto ácido y cómico al libro.

Lo peor: demasiado melancólico.

Respecto a la película he de decir que es, al igual que el libro, muy triste y hecha para provocar lágrima fácil, y no sigue para nada la historia de la novela, tan solo los aspectos básicos. Cambia sobre todo la mecánica de los personajes, como la personalidad de Jesse (hermano de Anne), y eliminan a un personaje muy importante, que a la vez hace que la historia de Campbell sea infravalorada y prácticamente eliminada.

En resumen, es un libro muy recomendado para gente que adora los dramones y soltar lagrimillas o los temas de controversia actuales, pero si eres un aficionado a la acción y la adrenalina, o a los milagros y la magia, mejor que lo dejes estar en la librería.

30.1.11

Wondering.

'What are you thinking?'
'I'm thinking that I'm such a stupid girl because of being wondering all the time'.
'Wondering about what?', he ask me with a beautiful smile.
'About everything. About my friends, about my family, about the school. I'm wondering about how I can change the circumstances which are around me. I'm wondering about you'.
'You know you can't change everything'.
'I know. I'm a silly and this sucks'.

19.1.11

Percepción del tiempo y otras divagaciones mentales

Entro en el edificio todavía sacándome los auriculares de las orejas y sin muchas ganas. Las clases por la tarde resultan mortalmente aburridas. Me sentaré donde siempre y contemplaré el reloj de la pared deseando que se mueva más deprisa mientras escucho el parloteo inglés de algún individuo que no me es muy agradable o de la profesora que tiene que aguantar nuestros errores garrafales en su lengua nativa.
Y tal y como pensaba, me siento y espero a que llegue más gente. La profesora me pregunta con su fina vocecilla que qué tal me ha ido el fin de semana. "Fine", respondo sin ganas. ¿Para qué me pregunta si sabe qué le voy a responder? Ni que fuera a contarle cada uno de mis problemas o cada uno de los hechos divertidos de la semana. La pregunta del "¿qué tal?" es inútil e insulsa en cualquier idioma.
Comienza la clase. Los temas de conversación son horribles. ¿Quién sería el loco que escribió aquellos "topics" tan inútiles y aburridos? Y el inglés, oh, el puñetero inglés. No podíamos hablar todos una misma lengua, no. Las clases de la tarde son pasables, pero en las de la mañana, pobre de mi autoestima. Cuando escuchas hablar a una chica que ha vivido fuera un año, otra que ni siquiera el español es su propia lengua y sabe más inglés, otro que es de la misma Inglaterra (maldito él, que no le entiendo nada), pues acabas pensando que tienes un inglés espantoso y con demasiado “spanish accent".
Miro el reloj de la pared. Está parado. Otra vez sin pilas. No sé que es peor, que esté moviéndose y a mí me parezca que el tiempo no corre, o que no funcione y yo tenga la incógnita de cuándo podré irme de allí.
Pasa la hora (terrible hora), y salgo del edificio, de nuevo con mis auriculares en las orejas. Seguramente en cuanto llegue a mi casa y me encierre en mi habitación el tiempo, misteriosamente, comience a ir más y más rápido. Porque lo cierto es que, desde hace unos años, los minutos parecen segundos y los meses semanas. Exceptuando, claro está, en momentos interminables como las clases de la tarde.
Y es que, parece que fue ayer cuando yo estaba tranquilamente tomándome un granizado con mis amigas en una feria de verano que en realidad queda a meses de distancia, a cientos de hechos importantes atrás.

14.1.11

Castillos de arena

Trocito a trocito, todo se va desmoronando, como si sujetase castillos de arena con las manos. Siento que no soy capaz de mantener todas las piezas unidas. Tal vez las esté cogiendo mal. Tal vez nunca había sido capaz de esto. Ya cansada de esto me voy alejando cada vez más. Será que soy débil, pero no puedo y punto. O me vienen fuerzas de donde no me quedan, o ya no da más de sí.
No quiero seguir caminando hacia donde no veo la salida. Me daré la vuelta y esperaré a ver que sucede. Caminaré hacia otro lado. Cuando te sientes ignorado por cierto tiempo, es agradable que te hagan sentir especial.

9.1.11

Irreal

Un gritó atravesó todo el salón de baile y arte. ¿Por qué estaba sucediendo aquello? Ella no entendía nada, todo carecía de sentido.
La profesora seguía igual que la última vez que la había visto. La última vez había sido hacía más de tres años. Era imposible que estuviese exactamente igual. El mismo peinado, las mismas mechas, el mismo maquillaje.
- ¿Qué te pasa? Si haces la audición ahora te aprobarán la asignatura.
"No tengo asignatura de arte", pensó.
- Venga, si haces cualquier cosa ya te aprobarán, no te preocupes - dijo el chico que estaba a su lado. ¿Qué pintaba el ahí?
- De acuerdo - dijo abandonado la poca lógica y sentido que quedaba en su cabeza.
A los dos segundos ya no vestía sus vaqueros y la camiseta, sino un vestido corto de flecos amarillos, con tacones y medias negras. Un complejo peinado adornaba su cabeza y su cara tenía una capa de maquillaje.
Inspiró hondo. Se puso en posición, con un brazo extendido hacia arriba, el otro abajo y una pierna cruzando por detrás. Expiró y cerró los ojos.
-
Abrió los ojos ligeramente, poco a poco. Estaba en su habitación, en su propia cama. Había sido un sueño. Otro sueño, más bien. Demasiadas pesadillas poblaban su mente. No había noche que no soñara algo. Y ella seguía sin saber qué le sucedía.